Notas

Empresas B: los negocios se ponen verdes

En 2004, Martín Alonso trabajaba en Nike, pero estaba interesado en formar su propio emprendimiento. Sin embargo, no encontraba una forma innovadora de negocios que lo impulsara, hasta que un día le llamó la atención una forma de producir ropa orgánica.

«Investigué el mercado y vi que no había nada en la Argentina- recuerda Martín-. Lo vi como una lindo oportunidad de negocio». Y así creó Stay True, la primera marca textil argentina que produce prendas de algodón de manera sustentable. Utilizan el método biodinámico, en el cuál extraen el algodón sin utilizar pesticidas ni fertilizantes. Según Martín Alonso, «la producción biodinámica regenera la tierra a diferencia a otras, pero después al tacto es igual a cualquier otra remera de algodón». 

De la mano del comercio justo, «una forma diferente de laburar con los proveedores y la comunidad», se puso en contacto con 5 familias de la Comunidad Qom en Chaco e hizo un trato: él les proveía de los materiales, y ellos plantaban y cosechaban el algodón de la forma en que lo hacian sus ancestros. Con parte de las ganancias, no solo ayuda a esas familias, sino que compra alimentos y los reparte a distintos comedores de la Ciudad de Buenos Aires. «Notamos que los productos que el gobierno de la Ciudad les daba a los comedores comida que no era fresca-explica Martín-, entonces decidimos destinar una parte de las ganancias para llevar alimentos orgánicos y lácteos a los comedores».  

Stay True es una de las 62 empresas B certificadas de la Argentina. Este tipo de empresas buscan solucionar problemas sociales y ambientales a partir de la actividad económica que realizan. No les interesa solo ganar dinero, sino usarlo para ayudar a otros. Su objetivo es causar un impacto positivo en ambos el medio ambiente y la comunidad. También se las llama empresas de triple impacto porque buscan sustentabilidad económica, social y ecológica. Varían en sus actividades, pero no en su propósito. Algunas son consultoras, otras crean distintos productos o contenidos; sin embargo, todos se comprometen hacer un cambio positivo en la sociedad y en medio ambiente.  

Fuente: Servicio B

Ser sustentable, más allá de las ganancias

El fin de las empresas B  no es sólo ganar dinero para obtener ganancias para su propio rédito, sino usarlo para ayudar a otros. El objetivo es causar un impacto positivo en el medio ambiente y en la comunidad.

También se las llama empresas de triple impacto porque buscan sustentabilidad económica, social y ecológica. Varían en sus actividades, pero no en su propósito. Algunas son consultoras, otras crean distintos productos o contenidos; sin embargo, todos se comprometen hacer un cambio positivo en la sociedad y en medio ambiente.


Empresas B en Latino América 

Servicio B (https://sistemab.org/) es la organización que les otorga un certificado a las empresas que buscan tener este triple impacto. Este movimiento surgió en Estado Unidos en el 2006 con un grupo de emprendedores que buscaban hacer un cambio para hacer lo mejor para el Mundo, no solo para las corporaciones, entonces formaron una organización privada sin fines de lucro que controle este tipo de empresas y les faciliten beneficios. En 2013 el movimiento se escapó de las fronteras norteamericanas y se formó una organización de empresas B Latinoamericanas, Servicio B, en Argentina, Colombia y en Chile. En el 2018 ya se dan estos certificados en 13 países latinoamericanos y hay en total 400 empresas certificadas desde 2010.

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Argentina es el tercer país de Latino América con mayor cantidad de empresas de triple impacto, superada por Chile (105) y Brasil (89). Sin embargo, es número mucho menor en comparación a Estado Unidos (2.411), y el resto de los países tienen en proporción muchas menos empresas certificadas. ¿Por qué ocurre esto? 

Una de las razones puede ser la evaluación por la que deben pasar los aspirantes para este tipo de certificación. Tienen que pasar por distintas etapas en las cuales deben sumar por lo menos 80 puntos para pasar a la siguiente ronda. Se realizan entrevistas y hay que presentar documentación para demostrar el impacto que hace la empresa es positivo a la sociedad y/o al medio ambiente. Al final, si aprueban sus empresas, deben firmar el Acuerdo para Empresas B Certificadas (http://sistemab.org/wp-content/uploads/2017/07/2017-es-B-Corp-Agreement-Global-Legal-Determined.pdf), para que se comprometan con la causa de Servicio B: hacer lo posible para mejorar el mundo.  

Por otro lado, uno de los requisitos para poder mantener este tipo de certificación es que todas las empresas deben pagar una cuota anual en proporción a la facturación anual para mantener la certificación. El pago se debe hacer en dólares y se acuerda el a partir de los documentos que se le entregan a la organización en el período de prueba. La cuota mínima es de US$500 para los que facturan entre $0 y $499,999, y de ahí aumentan las tarifas. Este tipo de costo puede llegar a ser muy elevado para este tipo de empresas, ya que en su mayoría son start-ups y el cambio monetario que tiene la moneda de su país con el dólar puede que no sea muy favorable. Según un reporte de Servicios B (https://sistemab.org/wp-content/uploads/2017/10/Reporte-de-avances-Sistema-B-Octubre-2017.pdf), en el 2017, 64 empresas decidieron no renovar su certificación y el motivo principal de diserción fueron los problemas financieros y hasta el cierre de algunas empresas. 


Legislación en la Argentina 

En 2017 Mauricio Macri anunció el proyecto de Ley BIC (http://sistemab.org/wp-content/uploads/2017/04/Proyecto-Ley-BIC.pdf) para crear un tipo societario para las empresas B: las Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo. Este proyecto fue redactado por Abogados B y organizado por Servicios B.  Obtuvo media sanción, pero todavía espera para pasar por la Cámara de Senadores. ¿Por qué no la aprobaron? 

María Ximena Pérez Dirroco, Gerente de Servicios Legales en KPMG, escribió un artículo (http://www.abogados.com.ar/las-sas-el-fin-de-las-bic/20633) al respecto, donde le atribuye esta traba a la Ley de Apoyo al Capital Emprendedor, sancionada el año pasado. Está ley creó un tipo societario nuevo: las Sociedades de Acciones Simplificadas (SAS). «Te dan más facilidades porque salen en un plazo más rápido- explica Pérez Dirroco-. Se supone que es más sencillo, que lo puede hacer el emprendedor sin contratar a un abogado, es solo llenar cosas a través de una página web». Esto permitió en lo legal flexibilizar no solo los tiempos para inscribir una empresa, sino también la descripción de las actividades de las empresas BIC. «Le buscaron la vuelta para que la IGJ las recepte, porque lo que te dice la Ley de Sociedades es que los socios tienen que obtener beneficios -alega Pérez Dirroco-. Bueno, esos beneficios pueden no ser solo peculiarios, pueden ser beneficios a la comunidad y al medio ambiente. Ya no tienen problema con que el objeto incluya esas actividades». Además, los plazos para inscribir cualquier tipo de sociedad se acortaron. Por lo tanto, uno puede inscribir una empresa B bajo un tipo societario (SAS, SRL, SA) y luego especificar en el objeto la causa a la que se compromete.  

Lo único que María Xímena Pérez Dirroco puede rescatar de este proyecto de ley es el control que el Estado tendría sobre las empresas. Según ella, «lo que sí no tiene ninguna ley, ni siquiera siendo SAS, es este tema que plantea la Ley de BIC que el directorio se vea obligado a mostrar un informe sobre las cuestiones que repercutieron de forma favorable en el medio ambiente y en la comunidad». Sin embargo, las empresas B certificadas están obligadas a hacer informes de transparencia para mantener su certificación, y no hay nada en la ley que los prohíba hacerlo.  

Por otro lado, ella ve que también, con la aprobación de este proyecto, las empresas B tendrían más reconocimiento. «Se trata más de una visibilidad política, de ponerlas en la mira y darles más publicidad- observa ella-. Pero a nivel legal no veo que tengan un impedimento porque tampoco plantea algún tipo de beneficio impositivo para este tipo de empresas». En este punto Martín Alonso coincide con Peréz Dirroco, ya que cree que podría haber más exposición sobre lo que hacen las empresas B, pero siente que se podrías hacer más «disruptivo». Sin embargo, todavía el proyecto espera en Senadores mientras que las empresas de triple impacto en la Argentina siguen trabajando sin ningún problema. 

Nota publicada en Punto Covergente en 2018. Con ella gané el Premio al Periodísmo Económico Financiero del Consejo Profesional de Ciencias Económicas, en la categoría «alumno universitario».

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